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Tu cerebro se atrofia si no te mueves: el impacto oculto de la falta de ejercicio en mayores

Un nuevo estudio longitudinal ha revelado que permanecer sentado durante largos periodos de tiempo, incluso en personas que hacen ejercicio a diario, puede reducir el tamaño de áreas del cerebro relacionadas con la memoria y aumentar el riesgo de deterioro cognitivo, especialmente en adultos mayores de 50 años. Los investigadores descubrieron que el efecto era más pronunciado en personas con predisposición genética a la enfermedad de Alzheimer, lo que subraya la importancia de reducir el sedentarismo como estrategia preventiva para el envejecimiento cerebral.

Aunque la edad y la genética siguen siendo factores de riesgo clave, cada vez hay más pruebas que sugieren que los hábitos cotidianos pueden desempeñar un papel importante en la salud cerebral. Entre ellos, el sedentarismo, definido como el tiempo que se pasa sentado o tumbado mientras se está despierto, se ha convertido en una amenaza silenciosa. Un nuevo estudio publicado en Alzheimer’s & Dementia (https://doi.org/10.1002/alz.70157), dirigido por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt y la Universidad de Pittsburgh (EE. UU.), proporciona algunas de las pruebas más sólidas hasta la fecha de que estar sentado durante mucho tiempo puede provocar cambios físicos en el cerebro y acelerar el deterioro mental.

Cómo los investigadores descubrieron el coste oculto de estar demasiado tiempo sentado

El estudio fue dirigido por la Dra. Marissa Gogniat, profesora adjunta de Neurología en la Universidad de Pittsburgh, y la Dra. Angela Jefferson, profesora de Neurología y directora del Centro Vanderbilt para la Memoria y el Alzheimer. Su investigación forma parte del Proyecto Vanderbilt sobre la Memoria y el Envejecimiento, una amplia iniciativa longitudinal que realiza un seguimiento de la salud cerebral en adultos mayores.

En la investigación participaron un total de 404 adultos de 50 años o más. Cada participante llevó un reloj de actigrafía durante una semana completa, lo que permitió a los investigadores medir con precisión el tiempo que pasaban sedentarios. Durante un periodo de siete años, los participantes también se sometieron a pruebas neuropsicológicas y a resonancias magnéticas cerebrales de 3 Teslas (3T), lo que proporcionó a los investigadores datos sobre el rendimiento cognitivo y los cambios estructurales en el cerebro.

El estudio se centró en las áreas del cerebro más vulnerables a la enfermedad de Alzheimer, incluido el hipocampo, que desempeña un papel fundamental en la formación de la memoria. Los investigadores hicieron un seguimiento de la reducción de estas áreas y la relacionaron con el tiempo que pasaban sentados.

Fuente: blog.cognifit.com

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