Según comentan profesionales de la Academia Digital de Psicología y Aprendizaje, obligar a comer algo a un niño cuando no quiere puede motivar a que más adelante aparezcan trastornos severos de la alimentación.
Todos los que son padres o se han tenido que hacer cargo del cuidado de un niño han tenido que pasar por la misma situación. Que un pequeño no quiera comer lo que le están dando es algo bastante común y en Chile se le conoce como “maña”.
Usualmente ante esta conducta los padres suelen reaccionar de maneras diferentes, pero lo más común es que obliguen a sus hijos a terminar sus platos. Frases como “no te levantas de la mesa hasta que termines de comer” o “si no terminas de comer te voy a castigar”, se han repetido por generaciones.
No obstante, ¿es una forma correcta de lograr que los niños consuman una buena variedad de alimentos? Lo cierto es que la ciencia dice que no. Varios estudios como Child of Mine: Feeding with Love and Good Sense, Adventures in Veggieland: Help Your Kids Learn to Love Vegetables y What to Feed Your Baby: A Pediatrician’s Guide to the 11 Essential Foods ya lo han planteado con anterioridad.
Según este tipo de investigaciones, forzar a que un niño o niña coma cualquier alimento que no quiere en el momento puede causarle trastornos graves más adelante.
No obligues a tus hijos a comer
Según señalan en este artículo de la Academia Digital de Psicología y Aprendizaje (ADIPA), cuando un pequeño no quiere seguir comiendo podría significar simplemente que ya no tiene apetito.
Sin embargo, en el caso de que no quiera comer algún alimento en específico, lo mejor es no forzarlo a que lo ingiera. Esto lo único que logrará es empeorar su repulsión al alimento en cuestión, algo que puede estar directamente relacionado con su percepción sensorial.
¿Cuáles son las consecuencias más severas de obligar a un niño a comer algo que no quiere? Según indican desde ADIPA, a largo plazo, esta mala costumbre de los padres puede llevar a que sus hijos desarrollen trastornos alimentarios como el sobrepeso, la anorexia nerviosa o el trastorno por atracón, los cuales generalmente aparecen durante la adolescencia.
Estos desórdenes aparecen porque los niños, a nivel psicológico y emocional, se acostumbran a ignorar su propia percepción de saciedad, otorgando una mayor importancia a la opinión de los demás respecto a la acción de comer.
“El cuidador tiene un rol fundamental lo que tiene que ver con propiciar espacios que generen un contexto favorable, amoroso y respetuoso, lo que no solo está relacionado con la alimentación sino también con cómo se va formando la identidad de ese niño…hasta que es un adulto”, explica Constanza Bravo, psicóloga clínica y profesora de ADIPA, especialista en psicoterapia cognitiva posracionalista
¿Qué hacer para que un niño coma todos sus alimentos?
Según coinciden gran parte de las investigaciones al respecto, hay varias formas para que los hijos ingieran los alimentos que los padres quieren que coman en su etapa de crecimiento. Lo más importante, es que los padres no se vuelvan una especie de policía de la alimentación.
Es esencial que los pequeños nunca se sientan presionados y que tengan la libertad de escoger qué comer. Para ello, es relevante establecer la costumbre de sentarse a comer en familia y que el pequeño se sienta parte de este ritual, que perciba que él también puede comer los mismos alimentos que comen los adultos.
En este sentido, puede ser que en un principio se sienta agobiado por la gran cantidad de alimentos nuevos que descubrirá en su etapa más temprana de desarrollo y no quiera ingerir algunos. No obstante, una buena forma de lograr que coma una mayor cantidad de comida es dejar que solo se vaya familiarizando con sus texturas, colores y sabores. Mientras más pequeños sean los niños, las posibilidades de que expanda su paladar culinario pueden aumentar.
Si quieres conocer más sobre este tema y sobre cómo tratar las mal llamadas “mañas”, en ADIPA en el siguiente blog podrás encontrar una entrevista completa sobre el tema “No son mañas: dificultades en la conducta alimentaria en los más pequeños”, en donde las psicólogas María José Berrios y Constanza Bravo explicarán cómo abordar las principales alteraciones de las conductas alimentarias y los posibles trastornos alimentarios que se pueden presentar en infantes.